domingo, 5 de octubre de 2008

Un huevo



Hoy es mi cumpleaños y me regalaron un huevo.
Si, tal y como lo lees, me regalaron un huevo. Un huevo de gallina, un huevo como cualquier otro huevo.
Pero si crees es parte de que es un huevo como cualquier otro, estás perdido.
Si piensas que es un mal regalo o que es cualquier cosa menos que genial, déjame decirte que estas ABSOLUTAMENTE EQUIVOCADO.
Ese huevo no es cualquier huevo (te lo dije). Es el huevo más grande que puso una gallina, y si lo vieras te aseguro que lo más humanitario era sacarlo por cesárea y que lo más probable es que esa gallina se este dando de cabezazos contra una pared para volver sus ojos dentro de su cráneo. Así de grande es ese huevo.
Ese huevo fue separado para mí.
Nadie más lo puedo comer, era y es para mí.
Ese huevo representa tantas cosas dentro de su simpleza que he estado horas pensando que voy a escribir ya que no quiero que tan magnánimo gesto sea opacado por la pobreza de me vocabulario.
Te voy a contar las cosas que representa:
Primero significa que para la persona que me mando ese huevo no soy cualquier perdona carente de importancia. Se acuerda de mí y me aprecia. ESO ES SIEMPRE ALGO BUENO Y ALGO DIGNO DE VALORAR.
Segundo refleja importancia, te lo explico, es el huevo más grande y todos los que estaban en su casa, que son familia, querían ESE huevo y los dejo a todos con las ganas por qué ese huevo es para mí.
Además, me lo enviaron de un lugar maravilloso donde conocí a gente espectacular, que guarda un lugar muy especial en mi corazón. Por lo tanto ese huevo demuestra que ese sentimiento es mutuo.
Ese huevo, me trae esos recuerdos, de un verano que jamás olvidare y de un sentimiento de pertenecía espacial que sólo da el sentirse en casa y en familia.
Ellos no me conocían y soy el hombre que pretende ser el dueño del corazón de su niñita, su regalona. Suficientes motivos para odiarte, hacerte la vida imposible o quitarte la misma. Pero ello no son así. A los 10 min de estar ahí me sentí como si los conociera de toda la vida y sentí que ellos me apreciaban de manera instantánea. Compartimos numerosas tardes de conversación y risas. No conocimos y, a mi humilde parecer, no aprendimos a querer como la familia que espero pronto podamos ser.
Un huevo.

Un huevo significa eso y mucho más.
Un regalo único e irrepetible, un detalle que no se olvida ni se pasa por alto.

Un huevo.
Todo lo que se necesita para inundar mi corazón de alegría, mi mente de recuerdos hermosos y mi alma de gratitud.

Un huevo.

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